miércoles, 17 de abril de 2013

Gobierno de chulos y chulas

Cuando uno vive en un país con un gobierno elegido en las urnas, piensa que vive en un país democrático. Es decir, los gobernantes no están ahí por acciones de guerra, están ahí porque se les ha votado para estar. Supones entonces que, ya que el pueblo los puso ahí, le dan al pueblo el respeto que se merece.
Y ahí es donde uno suele equivocarse, sobretodo si el país en cuestión es España y el gobierno es el del Partido Popular. Te das cuenta cuando, en un solo día, en uno solo, asistes atónito a declaraciones como éstas:

Cospedal: "Los votantes del PP se ajustan el cinturón, pero pagan la hipoteca, mientras otros con excusas vagas no hacen lo mismo". ya quiera decir que los votantes del PP dejan de comer antes de dejar de pagar la hipoteca o que si para pagar la hipoteca no dudan en sacrificar a sus primogénitos, el fondo es el mismo, que si votas al PP eres cumplidor y si no, eres un rojo de mierda vago que pasa de pagar.
Fátima Bañez: ha definido a la diáspora de jóvenes españoles que se van al extranjero a buscar  trabajo como "movilidad exterior". O sea, que el inmenso trauma que supone para un país perder a la generación mejor preparada, habiendo gastado miles de euros en la educación de cada uno, para que sea otro país el que se aproveche, es simple "movilidad exterior". Cojonudo.
Martínez Pujalte: Algunas personas que firmaron una hipoteca y "sabían lo que estaban firmando", asumieron "un riesgo en la valoración de un piso que hoy vale menos y les vendría mejor dar ese piso en dación en pago y comprarse otro". Di que sí Pujalte, di que sí. Estoy deseando dejar de pagar la hipoteca (es que soy un rojo de mierda y prefiero dejar de pagar antes que ver a mis hijos pasar hambre, ya ves) para darle mi casa al banco y comprarme un chalet adosado que está tirado de precio, y de paso un BMW qué cojones.

Y todo esto, como digo, en un sólo día. En días anteriores hemos tenido que aguantar a muchísimos políticos del PP diciendo que los escraches son poco menos que actos terroristas, que suponen una coacción a los diputados para que cambien su voto. Voto, se olvidan de decir, dictado por la doctrina de partido y que supone que si un diputado no vota lo que le dicen, las siguientes elecciones no va a estar en las listas. Eso no es coacción, claro, pero ir a protestar delante de una casa (delante, que no dentro) sí lo es.

En resumen: Son un gobierno de chulos y chulas. No nos respetan. Y quien no respeta tampoco merece respeto alguno.

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