Una semanita sin publicar nada, ya me vale ya... Con la de cosas que han pasado ¿no? Yo que sigo sin acertar una quiniela, el Zaragoza que no gana, los políticos mintiendo, la crisis arreciando, las agencias de rating amenazando y chantajeando... vamos, lo que pasa cualquier semana. Ahora bien, al menos hay una cosa que no suele ocurrir: que se detenga a un gordo muy gordo cabrón que vivía en Nueva Zelanda y que se compraba mansiones y Cadillacs rosas con el dinero que dejaba de ganar Alejandro Sanz y que tiene la culpa de que Lucía Etxeberría deje de escribir. Nos referimos, por supuesto, a Kim Schmitz, el fundador de Megaupload.
Chavales, esta papada me la ha pagado Bisbal!! |
Mucho se ha escrito sobre esto días acerca de este hombre y su largo historial delictivo: joven hacker, detenido por vender tarjetas de telefonía robadas, condenado por fraude, malversación y abuso de información. Pero parece ser que la puntilla, lo que le llevará a la cárcel, es haber fundado Megaupload, el servicio de almacenamiento más usado (probablemente) para la distribución de material protegido por copyright y haber ganado millones con la publicidad generada y la venta de cuentas premium a millones de usuarios en el planeta. Reconozcámoslo: aunque ahora digan muchos que usaban Megaupload para compartir datos legales (yo lo he hecho) no es lo normal. Todos vamos (íbamos) buscando los enlaces de Megaupload para descargar porque apenas tenía límite y descargaba a toda velocidad. Y el que lo usaba para almacenar datos importantes y no tenía copias en otro sitio pues... No hay que guardar todos los huevos en la misma cesta.
Desde el punto de vista legal, por lo tanto, lo que hacía Megaupload (y tantos otros) es, ni más ni menos, lucrarse con el trabajo de otros, es ilegal. Punto, no hay más que añadir. Pero ¿es la solución cerrar estos servicios de almacenamiento?¿Es, con un punto de vista más general, la solución evitar que la sociedad cambie el modo de compartir cultura, el modo de disfrutar de la cultura, de distribuir el conocimiento?¿Está justificada la destrucción de datos privados para salvaguardar la propiedad intelectual de obras audiovisuales, por ejemplo? Está meridianamente claro que no.
Los creadores e intermediarios deberían de comprender que la manera de disfrutar de la cultura, de ver películas, de leer libros y escuchar música está cambiando y que tienen que adaptarse. Si la gente pagaba 10 dólares al mes para descargar películas, música y libros con el inconveniente de tener que buscar en páginas web, registrarse, aguantar spam y miles de banners publicitarios, tardar a veces más de un día en descargar todos los archivos, guardarlo todo en el disco duro, ver las películas con mala calidad de imagen y sonido y eso si no es un fake, buscarte la vida con reproductores, codecs y demás, leer un libro mal maquetado en el ebook, descargarte un mp3 mal comprimido y que tiene más graves que el coche de un bakala... Si la gente está dispuesta a todo eso ¿no sería más fácil que las distribuidoras se pusieran de acuerdo para impulsar de una vez por todas un modelo de negocio en el cual por una cantidad al mes nos permitiera disfrutar de todos esos contenidos con una buena calidad y sin problemas?
Sí, ya sé que en USA existe Netflix, pero le está costando extenderse por el mundo. De hecho en España lo habían intentado pero han tenido problemas creo. Se ve que las distribuidoras no están por la labor. Prefieren seguir diciendo que pierden millones con las descargas piratas en el país que más piratea del mundo a llegar a un acuerdo e intentar llevarse ellos la tajada online que se está llevando otro.
Llaman además piratería a tener que buscarte la vida para ver contenidos que de otro modo no podrías ver, como series en versión original el mismo dia de su estreno en USA o Inglaterra, películas y series antiguas que ya no reponen en las televisiones pero que venden a precio de oro en DVD o Blu-Ray, libros descatalogados que a veces no están ni en las bibliotecas y que sin internet quizás hasta llegaran a perderse, como si nunca hubieran sido escritos. En estos tiempos, internet es un suerte de Biblioteca de Alejandría, un depósito del conocimiento de la humanidad, donde poco a poco se va volcando todo: lo nuevo porque directamente va a la web y lo antiguo porque se va digitalizando y poniéndose a disposición de toda la humanidad. ¿Merece la pena cortar esto para evitar que se "pirateen" obras protegidas por derechos de autor?
Y esto por no hablar de los creadores: parte victimista donde las haya y que de un modo equivocado e incomprensible se empeñan (no todos, menos mal) en defender un modelo de negocio en el que precisamente ellos son los que menos dinero se llevan. ¿Cuánto se lleva un grupo de música de cada CD que se vende? Con suerte, con muchas suerte, el 15%. El 15% del precio a distribuidor, es decir sin incrementarlo con el IVA. Y eso si es un artista que vende lo que noestá en los escritos. Un grupo que empieza se da con un canto en los dientes si se lleva el 5% e imagino que ahora mismo les "pagarán" con grabarles el CD y distribuirlo. ¿O cuánto se lleva un escritor? Pues menos aún. Y están defendiendo a las distribuidoras, discográficas y editoras que se están quedando con el dinero que sus obras generan. Vale que no muerdas la mano que te da de comer pero ¿y si la mano que hace la comida es la tuya y resulta que te la están mordiendo a base de bien?
Hay un montón de maneras de que un artista gane dinero con su trabajo sin tener que depender de intermediarios ni gestoras de derechos y está demostrado que funciona. Grupos que ponen sus discos a disposición de los usuarios y como precio ponen "la voluntad" ven que ganan dinero, más que antes, y que encima llevan a más gente a los conciertos que es donde más pueden ganar. Escritores que se autoeditan y poco a poco se hacen un hueco o que publican en formato ebook y ganan más dinero que siendo un best-seller puesto ahí durante un mes por la editorial que gasta en promoción lo que podría estar ganando el escritor.
Aunque siempre hay autores que no quieren que el modelo antiguo cambie porque no quieren adaptarse a los nuevos tiempos y se empeñan en mantener lo que como digo los relega a un segundo plano: músicos que lanzan discos de versiones, de grandes éxitos, de duetos y que sin aportar nada nuevo a la cultura porque todo son refritos de lo antiguo para ganar pasta sin esfuerzo se quejan de la cultura muere por la piratería, por ejemplo, cuando ellos mismos son usados por las distribuidoras y editoras para enriquecerse. Pero los hay peores aún. Hay autores como Albert Serra, que hoy ha hablado en La Ventana de la Cadena Ser y al cual escucharlo me provocaba vergüenza ajena. Pero de él hablaremos mañana, en la segunda parte de este artículo por fascículos. ¡Hasta mañana!
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