El Hobbit
Versión resumida para
leer a niños de infantil en clase
por Fernando Soguero
1
En un agujero en el
suelo, vivía un hobbit. Pero no era un agujero maloliente no, era
una auténtica casa. Más grande que las vuestras y la mía. Y tenía
muchas ventanas y tres despensas llenas de comida riquísima. Porque
un hobbit necesita mucho sitio para su comida ya que desayunan dos y
hasta tres veces!! Y eso que son pequeños, aunque más grandes que
vosotros. Y tienen grandes pies peludos con los que pueden andar sin
necesitar zapatos.
Un día nuestro hobbit,
que se llamaba Bilbo Bolsón, estaba en la puerta de su casa
disfrutando de un día soleado. De pronto apareció ante su casa un
anciano con una barba blanca y larga que le habló de aventuras más
allá de su aldea. A Bilbo esas cosas no le parecían nada sensatas y
le dijo a Gandalf, que así se llamaba el mago, que él no quería
saber nada de aventuras. Pero que si quería lo invitaba a tomar el
té a la tarde siguiente.
Al día siguiente, a la
hora del té, estaba Bilbo tranquilamente en su casa cuando de pronto
sonó la puerta. ¡Era el mago, que venía a tomar el té, y Bilbo lo
había olvidado! Nervioso abrió la puerta, pero no estaba el mago.
En su lugar había ¡un enano! Y luego otro y otro y otro y otro
hasta un total de trece enanos. Se llamaban Balin, Bifur, Bofur,
Bombur, Dwalin, Fili, Kili, Glóin, Óin, Dori, Nori, Ori y Thorin,
que era el jefe de todos ellos. Estaban allí porque Gandalf les dijo
que en esa casa vivía un saqueador que los ayudaría en su misión:
recuperar su ciudad de las garras de Smaug, un terrible dragón que
se la arrebató muchos años atrás. Bilbo estaba asustado y nervioso
¡él era un tranquilo hobbit, no un saqueador y sin duda Gandalf se
había equivocado! Pero las historias y las canciones de los enanos
despertaron algo en su interior y, al día siguiente, los acompañó
en su viaje.
2
El viaje iba a ser muy
largo y, al poco de empezar, vieron a lo lejos una luz y como el
hobbit era el saqueador, lo mandaro
n a investigar. El hobbit encontró
una hoguera enorme donde estaban reunidos tres enormes trolls. Bilbo
decidió robar algo de los bolsillos de los trolls para demostrar a
los enanos que era un saqueador, pero los trolls lo capturaron. Poco
después capturaron también a los enanos. Por suerte Gandalf andaba
cerca y logró entretener a los trolls hasta que salió el sol y su
luz convirtió a los trolls en piedra. Aún están allí. En una
cueva cercana encontraron el tesoro de los trolls y allí encontró
Bilbo a su espada Dardo, que brillaba cuando se acercaban trolls,
orcos y trasgos.
3
Continuaron su viaje y
llegaron a Rivendel, un lugar mágico donde vivían los elfos de
Elrond el medio elfo, que les aconsejó en su misión y les ayudó a
descifrar
parte del mapa. Ahora los enanos ya sabían dónde tenían
que estar y cuándo, y pronto continuaron su viaje tras disfrutar de
la hospitalidad élfica.
4
Había tormenta cuando
cruzaron las Montañas Nubladas. Una tormenta enorme. Y no solo
tormenta: los gigantes de piedra jugaban a lanzarse rocas así que
Gandalf, Bilbo y los enanos se refugiaron en una cueva. Pero justo
esa cueva era la entrada a la ciudad de los trasgos, y el Rey Trasgo
los capturó. Y justo cuando iban a comérselos ¡un rayo deslumbró
a todos! Era Gandalf, que evitó ser capturado y aprovechó un
momento para rescatarlos.
5
En la huida de la ciudad
trasga, el pobre Bilbo se perdió. Vagando por los túneles encontró
un pequeño anillo que guardó en su bolsillo y acabó en la orilla
de un lago y a lo lejos vio unos puntos amarillos que se acercaban
siseando ¡mi tesssssssoro ssssí m
i tessssssoroooo! Era Gollum, una
pequeña y horrible criatura que llevaba siglos viviendo en los
túneles.
Gollum quería comerse a Bilbo pero la espada de Bilbo
asustó a Gollum que le propuso jugar al sagrado juego de las
adivinanzas. Quien ganara tenía que cumplir el deseo del otro: Bilbo
se dejaría comer si perdía pero si ganaba Gollum lo llevaría a la
salida. La situación era muy difícil para Bilbo: Gollum estaba a
punto de ganarle y no se le ocurría ninguna adivinanza difícil
mientras que las de Gollum eran muy complicadas. De pronto metió su
mano en el bolsillo, tocando el anillo. ¿Qué tengo en el bolsillo?
Preguntó Bilbo. ¡no vale no vale, esssa pregunta no vale! Gritó
Gollum. Él pensaba que era una adivinanza aunque Bilbo no la había
dicho como si lo fuera, pero aprovechó que el pequeño monstruo lo
pensaba. Aun así le dio tres oportunidades para adivinarlo. Gollum
no lo adivinó y tuvo que ayudar al hobbit, pero antes fue a su casa
a buscar algo que él llamaba “mi tesssoro” ¡pero no lo
encontró! Y eso lo enfadó mucho, tanto que Bilbo pensaba que Gollum
no respetaría el acuerdo.
Y entonces Gollum pensó ¿y si había
perdido su tesssoro y lo había encontrado Bilbo?¿Y si era su anillo
lo que llevaba en el bolsillo? Gollum persiguió al hobbit por los
túneles y, por suerte, Bilbo metió la mano en el bolsillo y
el
anillo se deslizó en su dedo. En ese momento ¡Bilbo se hizo
invisible! Gollum estaba enfadado como nunca y se dirigió a la
salida para así coger allí al hobbit. Bilbo lo siguió y al a la
salida llegar logró escaparse de Gollum y los trasgos y reunirse
luego con sus amigos.
6
Pero el peligro no había
pasado, nuestros amigos iban cansados, hambrientos y a pie y los
trasgos los seguían de cerca. Los trasgos lograron rodearlos y los
enanos se subieron a unos árboles y Gandalf lanzó piñas
incendiadas a los trasgos, pero aun así estaban a punto de cogerlos
cuando llegaron las águilas y los rescataron.
7
Las águilas los dejaron
a salvo cerca de la casa de un extraño hombre llamado Beorn, que era
capaz de transformarse en un enorme oso negro. Éste no era muy
sociable y no le gustaban mucho las visitas, y menos las de 13
enanos, un mago y un hobbit. Pero Gandalf se las ingenió para que
los recibiera y allí pasaron una noche muy divertida. A la mañana
siguiente les entregó unos ponis y les dijo cómo llegar al camino
del Bosque Negro, el camino más rápido para llegar a su destino.
8
Al llegar al Bosque
Negro, los ponis volvieron a casa de Beorn y nuestros amigos entraron
en el bosque. Todos menos Gandalf, que tenía cosas que hacer en
otros lugares y se reuniría más tarde con
ellos. Pero el bosque era
el hogar de las peligrosas y enormes y feas y peludas y patudas e
inteligentes arañas del Bosque Negro, que atraparon a todos los
enanos. Por suerte Bilbo, con ayuda del anillo y su espada, logró
rescatarlos a todos. Lo malo es que al poco los capturaron los elfos.
9
Los elfos los llevaron,
entre canción y canción, a ver a su rey Thranduil, que los
interrogó porque quería saber qué hacían por allí 13 enanos.
¡Esta vez Bilbo también se había escapado! Por cierto que los
enanos estaban muy contentos de haber contratado a un saqueador que
aparecía y desparecía como por arte de magia ¡y es que Bilbo no
les había dicho nada del anillo! El rey elfo los encerró y así
pasaron varios días, hasta que Bilbo aprovechó que su guardia se
durmió y los sacó de sus celdas y escaparon en unos barriles río
abajo hasta Esgaroth, la ciudad construida en mitad del lago.
10
Los habitantes de
Esgaroth recordaban las riquezas que salían de Erebor, la ciudad
enana, y aunque la misión de Thorin y los enanos de matar al dragón
les parecía una locura, les ayudaron dándoles equipo y monturas
para llegar allí. Y oye, si mataban al dragón ellos se verían
beneficiados.
11
Al poco los enanos llegaron donde
Elrond les dijo que estaba la puerta y, aunque era una pared desnuda,
cuando llegó el momento y la luz la iluminó, se cayó la piedra y
descubrió una puerta. Thorin usó su llave para abrirla. Ya habían
llegado a su ciudad.
12
Era el momento de Bilbo.
Para eso lo contrataron y habían cuidado de él (y él de ellos en
no menos ocasiones). Era el momento de que entrara y explorara la
ciudad, porque tampoco estaban seguros de que siguiera habiendo un
dragón ya que hacía muchos años que nadie lo veía. Pero vaya si
había dragón. ¡Y era inmenso y rojo y estaba acostado en el tesoro
más grande que ningún hobbit hubiera visto nunca! Smaug el Dorado
supo que Bilbo estaba allí aunque Bilbo llevara el anillo puesto y
fuera invisible. El dragón preguntó a Bilbo por su nombre pero
Bilbo, sabiendo que a un dragón no hay que decirle directamente lo
que pregunta pero tampoco negarle una contestación para no
enfadarlo, le contestó en forma de acertijos. “¡Vengo de debajo
de la colina y mi camino me condujo bajo las colinas y sobre ellas. Y
por el aire. Soy el que camina sin ser visto. Soy el ganador del
anillo y el portador de la suerte y el cabalgabarriles!
“Cabalgabarriles” dijo el dragón “imagino que no querrás
llevarte el tesoro pieza a pieza ¡tardarías 100 años y no te lo
llevarías lejos”. “¡El oro será solo un premio pues quienes me
contrataron piensan en la venganza!”. “Así que son los enanos
jajaja. Tonta es la venganza pues nada pueden contra mí. ¡Mira qué
armadura de piedras preciosas tengo!” y Smaug se levantó y Bilbo
pudo ver que la parte inferior de Smaug estaba cubierta por un escudo
impenetrable de piedras preciosas ¡pero había un hueco en el lado
izquierdo de su pecho!. Entonces, Bilbo que ya había Allí les
habló de su conversación con el dragón, y Thorin le preguntó su
había visto la Piedra del Arca, el tesoro más preciado de la ciudad
de Erebor y por el cual Thorin daría el resto gustosamente. En ese
instante Smaug apareció volando y rugiendo “¡cabalgabarriles, si
no eres un hombre del lago al menos recibiste su ayuda, ahora me
verán y recordarán quién es el verdadero Rey bajo la Montaña!”
y se dirigió a destruir Esgaroth.
13
En ese momento los enanos
aprovecharon para explorar su antigua ciudad. Cuando llegaron al
tesoro quedaron estupefactos, tan asombrados estaban que ninguno
reparó en que Bilbo encontró la Piedra del Arca y se la guardó,
sin sab
er muy bien por qué. En ese momento, uno de los enanos
encontró una cota de mallas de mithril, el metal más resistente que
había entonces, y el más ligero, y se la regaló a Bilbo como parte
de su pago. Tras explorar el tesoro Thorin se enfadó, pues no
encontraba la Piedra del Arca. Y Bilbo, que la guardaba, vio cómo
Thorin cambiaba y se volvía más egoísta y violento, pues tal es el
efecto de las riquezas en las personas ambiciosas,y viendo cómo
Thorin se enfadaba, dijo que estaría bien explorar a ver si el
dragón se había ido del todo. Y así era, llegaron a la puerta
principal sin contratiempos. Y con Piedra o sin ella, Thorin era ya,
y sin saberlo, el nuevo Rey bajo la Montaña.
14
Porque resulta que
mientras los enanos exploraban el tesoro y llegaban a la puerta de la
ciudad, Smaug se dirigió a Esgaroth. La gente, al verlo, corrió
asustada. Muchos pensaban que el viejo gusano era una leyenda y se
aterrorizaron al ver que era real. El dragón atacó y atacó, y
escupió fuego y derribó edificios a coletazos.
Y ya casi no quedaba
esperanza cuando de pronto Bardo, uno de los hombres de Esgaroth y el
mejor arquero de la ciudad, escuchó una voz que le decía “espera
a que salga la luna y busca un hueco en su pecho”. Era un zorzal
que había escuchado a Bilbo decirle eso a los enanos y volando fue a
decirlo a los hombres de Esgaroth. Y es que algunos de ellos,
descendientes de hombres antiguos, entienden a esos pajarillos. El
caso es que Bardo vio el hueco en el lado izquierdo el pecho del
dragón. Esperó a que el dragón fuera a por él y, calmado, apuntó
su última flecha negra y la lanzó. La flecha voló y voló... y se
clavó en el hueco de la armadura de Smaug atravesando su corazón. Y
Smaug cayó a las ruinas humeantes de Esgaroth y quedó cubierto por
las aguas, y allí sigue por si os atrevéis a ir y bucear para
intentar arrancar una de las resplandecientes gemas de su armadura.
Los supervivientes nombran rey a Bardo para sustituir al cobarde
gobernador que trató de huir sin preocuparse de la gente, y el rey
Bardo envió mensajeros a los elfos del Bosque Negro para pedirles
ayuda y reconstruir la ciudad.
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Pronto se extendió la
voz: “¡Smaug el Dorado ha muerto, Erebor y las Tierras Ásperas
son libres!”. Y hombres y elfos, pensando que los enanos habrían
muerto antes de que Smaug atacara Esgaroth, se dirigieron a la ciudad
enana a reclamar el tesoro para ellos. Pero como sabemos, los enanos
estaban vivos, aunque no sabían que Smaug había muerto y llevaba
n
varios días atemorizados por si volvía. Se enteraron de la muerte
del dragón por el pequeño zorzal que avisó a Bardo y que gracias a
un cuervo, que sí hablaba la lengua enana, pudo informar a Thorin y
los suyos. Les dijo que elfos y hombres iban a Erebor, así que a los
enanos les dio tiempo a fortificar la entrada a su ciudad. Pero
también que 13 enanos eran muy pocos y, que si querían salir con
bien de allí, mucho oro les costaría. Pero el corazón de Thorin se
había endurecido ¡él no daría nada de ese tesoro que pertenecía
a su pueblo!. Pagaría justamente la ayuda recibida, dijo a Bardo
cuando hablaron, pero nada daría a los elfos. Y como la siguiente
respuesta fue una flecha enana, los hombres y los elfos decidieron
sitiar la ciudad hasta que Thorin entrara en razón.
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Los días pasaban y Bilbo
estaba cada vez más cansado y harto. A pesar de que 500 enanos se
acercaban a la ciudad para ayudar a Thorin ¿de qué servirían? No
eran suficientes y aunque lo fueran el invierno sería muy duro para
los enanos pues nadie les daría comida ni aunque pagasen con
carretas de oro. En ese momento Bilbo se decidió: actuaría esa
noche. Con la oscuridad, se escabulló de la ciudad enana y fue al
campamento de los hombres. Allí le entregó a Bardo la Piedra del
Arca, pensando que si la
tenían los hombres Thorin se vería
obligado a negociar, el sitio acabaría y él podría volver a su
tranquilo agujero hobbit con la catorceava parte de lo que quedara
del tesoro enano tras las negociaciones. La verdad es que Bilbo había
echado muchas veces de menos su acogedor agujero (smial, como se
llama en realidad) y no iba a ser esta la última. Gandalf apareció
allí entonces, y felicitó a Bilbo por su idea y por llevarla a
cabo. Entonces, Bilbo volvió con los enanos, pues aun sabiendo cómo
se enfadaría Thorin, él no quería abandonar a sus amigos.
17
Así llegó el día
siguiente, y cuando elfos y hombres mostraron a Thorin la Piedra del
Arca, y Bilbo le dijo que él se la había entregado, solo Gandalf
pudo salvar al pequeño hobbit de que Thorin lo lanzara montaña
abajo contra las rocas. Acordaron entonces Thorin y Bilbo que la
piedra valía su catorceava parte, así que Bilbo fue echado de
Erebor y su parte del botín, entregada a elfos y hombres. Aún tuvo
suerte Bilbo de que pudo quedarse la cota de mithril, lo cual fue una
suerte.
Llegaron entonces los enanos parientes
de Thorin, que al ver que la Piedra del Arca estaba en poder de los
sitiadores, atacaron. Pero en ese instante, una oscuridad se cernió
sobre todos ellos: un ejército de trasgos y huargos, que seguía a
los 500 enanos. Rápidamente, hombres y elfos dejaron de luchas
contra los enanos para luchar todos juntos contra los trasgos y los
huargos que llegaron en gran número enfurecidos por la muerte del
Rey Trasgo y atraídos por las riquezas de Erebor, pues sabían que
Smaug había muerto. A la batalla la llamaron la Batalla de los Cinco
Ejércitos, pues se enfrentaron hombres, enanos y elfos contra
trasgos y huargos. Del lado del bien también lucharon Beorn y las
Águilas y, cuando la batalla se decantaba al lado maligno, Thorin y
los suyos salieron de su ciudad redoblando así los ánimos y la
esperanza de hombres, elfos y enanos que acabaron venciendo.
18
En cuanto a Bilbo, al
empezar el combate se puso su anillo pero la invisibilidad no detiene
flechas ni espadazos, así que se apartó de lo peor. Tras la salida
de Thorin, Bilbo vio preocupado cómo sus amigos eran pocos y los
enemigos muc
hos, y que estarían en gran peligro, y entonces vio en
el horizonte que llegaban las grandes águilas. Y una piedra cayó en
su cabeza y se desmayó. Lo encontraron horas después y de
casualidad, pues aún llevaba su anillo mágico así que lo
escuchaban, pero no lo veían hasta que se lo quitó. Llegó al
campamento justo a tiempo para poder despedirse Thorin, que había
sido gravemente herido en el combate y que pudo disculparse con su
amigo saqueador antes de partir a lugares desconocidos.
19
En los días siguientes,
Bilbo se despidió de los enanos supervivientes y partió a su
pequeña aldea con un cofre de plata y otro de oro. Aún pasó un
tiempo en casa de Beorn, y ya en la primaverareemprendió el camino
de vuelta a la Comarca. Pasó
una semana en casa de Elrond y no fue
hasta junio que volvió a entrar en su aldea tras pasar por donde
seguían los trolls convertidos en piedra y rescatar el tesoro que
enterraron allí. Con la sorpresa de que le habían dado por
desaparecido y sus parientes, que siempre le habían tenido envidia,
estaban subastando sus posesiones para quedarse luego con su acogedor
agujero hobbit. Naturalmente eso no ocurrió, pues ahí estaba Bilbo,
un Bilbo muy diferente del que se fue, para evitarlo. Bilbo recompró
sus muebles aunque hubo cosas que nunca volvieron a aparecer. Una de
ellas fue su reputación. Bilbo bolsón ya no era ese hobbit en el
que todo el mundo podía confiar. Pero eso ya no le importaba a
Bilbo. Ahora, por su casa pasaban elfos, magos y demás gente de ese
estilo, así que ya no era un hobbit respetable para los demás. Pero
eso, como suponéis, no le importó. Y así vivió todos sus días,
que fueron muchos.
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